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Historias que cuentan


Zapotlanejo
cuando moría alguien en el pueblo, los familiares y amigos cargaban el féretro desde la iglesia hasta el panteón, a la entrada de este, hay un lugar que se conoce como el
descanso, porque allí llegaban los cargadores del cadáver a descansar luego de la caminata. 

¿Cuáles carrozas o cuáles servicios funerarios?, en aquel tiempo no existían en Zapotlanejo, a lo que más se llegaba era una tienda donde se vendían, si acaso accesorios, lo que era el cajón, velas etc, esta tienda se conocía como la de los Álvarez.

El ritual del velorio era casi siempre con alcohol ya que era un punto de reunión y era una ocasión importante para verse los amigos, era donde se contaba más chistes y se convivía y los días siguientes se seguía rezando a los muertos en el novenario, costumbre que cada vez más esta desapareciendo y que ya en las ciudades ya no se usa.

En Guadalajara en aquel tiempo los cortejos fúnebres parecían como estar viendo una película de vampiros o de  drácula, a los cadáveres se les llevaba en carruajes, este compuesto de una vitrina muy grande donde viajaba el cuerpo en su ataúd,  jalado por 2 o 4 caballos donde los cocheros iban perfectamente vestidos de chistera y frac.

Si se trataba de un hombre casado, era en carroza negra llena de crespones, multitud de gorras colgando y si el entierro era de una mujer soltera, la carroza era blanca, solo que también los cocheros vestían de blanco.

Los caballos llevaban una especie de tela grande que les cubría desde la cabeza hasta lo cola, muy finas y adornadas y del color de acuerdo al personaje que se iba a enterrar. Era muy lúgubre todo el espectáculo, todo era en silencio,  solo se escuchaba los rezos y  el ruido de las patas de los caballos que estaban perfectamente herrados en  una procesión silenciosa muy impresionante.

No podía faltar la flores de cempasúchil, el olor de esta flor era clásico en cada funeral, así como el olor de la cera, cosas que ya están desapareciendo y que solo los que vivieron aquellos tiempos los tienen muy grabados en su memoria, costumbres que ahora prácticamente ya desaparecieron.

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