Ir al contenido principal

PORFIRIO DÍAZ

Un día 2 julio , pero de 1915 muere el general Porfirio Díaz a los 84 años en la ciudad de París, Francia. En donde vivió sus últimos años acompañado de su esposa Carmelita Romero Rubio y algunos de sus más fieles allegados. Era visitado con frecuencia por sus hijos y disfrutaba pasear por la avenida Bois de Boulogne.

Siempre mantuvo la esperanza de regresar a México y morir en su tierra natal, Oaxaca. Mantenía contacto con algunos mexicanos que le informaban de la situación que permeaba en el país, el triunfo electoral de Madero, las rebeliones que iniciaron Orozco, Zapata y Reyes y la participación de su sobrino Félix contra el régimen maderista. También tuvo conocimiento del golpe de estado de Huerta y el asesinato de Madero y Pino Suárez.

A finales de 1914 su salud comenzó a deteriorarse y tiempo más tarde ya no pudo salir a sus recorridos habituales. Falleció la tarde del 2 de julio de 1915 acompañado por su esposa Carmelita y su hijo Porfirio. Se dice que sus últimos pensamientos giraban en torno a la figura de su madre María Petrona y la idea de regresar a Oaxaca, especialmente a la hacienda La Noria, deseos que debido a la situación del país no fue posible cumplir.

El servicio fúnebre se realizó en Saint Honoré d´Elau, templo localizado en la actual avenida Raymond Poincaré, en este lugar se depositaron sus restos y seis años más tardes fueron exhumados y trasladados al cementerio Motparnasse, lugar en donde Carmelita mandó a construir una pequeña capilla para su eterno descanso.

A más de 100 años de su fallecimiento la figura de Porfirio Díaz sigue siendo polémica, por encabezar un gobierno lleno de contrastes que se mantuvo por más de treinta años. En la actualidad su tumba es visitada por turistas que le llevan flores y obsequios.

Para conmemorar su muerte la Mapoteca Manuel Orozco y Berra presenta su retrato, en el cual se puede observar la fortaleza que conservo hasta el final de su régimen. La imagen se encuentra dentro del Atlas de la Comisión de Límites México Guatemala.

Entradas populares de este blog

Un Santuario para Guadalupe

Corría el año de 1771, cuando el rey en turno, Carlos III, dispuso que el dominico Fray Antonio Alcalde tomara posesión de la diócesis de Galicia, hasta entonces vacante, que abarcaba el actual territorio de los estados de Jalisco, Colima, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Nuevo León, Coahuila, Tepic, Texas y Louisiana. Así, el fraile abandonó Mérida para ocupar su nueva sede episcopal el 19 de agosto de ese mismo año y el 12 de diciembre hizo su entrada solemne en la ciudad de Guadalajara. Al llegar, pudo percatarse de que no existía ningún templo dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe, a excepción de la capilla anexa a San Sebastián de Analco y, como se consideraba devoto de esta advocación, decidió iniciar la construcción de un Santuario en su honor en 1777, mismo que fue terminado cuatro años más tarde. La imagen que corona el Santuario Guadalupano en Guadalajara fue pintada por José de Alcíbar en 1774 en la Ciudad de México y tocada al original el 5 de octubr...

Barranca de Huentitán, 1909

Si te cuentan que la barranca en esa zona de Huentitán también fue conocida como "Barranca de Portillo", puedes creerlo ya que en verdad así le llamaban porque había una hacienda en lo que hoy en día es el Zoológico de Guadalajara y que se llamaba "La Hacienda de Portillo". De hecho al fondo, donde termina el zoológico había un malacate movido con un motor de vapor que usaban para transportar personas y mercancías al otro lado de la barranca, a la Hacienda de San Marcelo. Otro dato curioso es que en aquellos ayeres los templos los construían en el centro de los pueblos o por donde llegaban o terminaban los caminos, en este caso el templo de Huentitán esta estratégicamente construido y ubicado en ese lugar porque fue la ruta vieja de Guadalajara a los estados del norte del país. Ya después, a principios de 1900, con la construcción de la planta hidroeléctrica de Las Juntas cambiaron el derrotero a lo que hoy que conocemos como la calle de Belisario Domínguez ...

El Fraile de la calavera

Si de virtudes se habla y buscamos una persona que lo demuestre, no tendríamos que pensarlo mucho para afirmar que el mejor de los ejemplos es el ilustre obispo de Guadalajara, Don Fray Antonio Alcalde. Humilde por convicción, caritativo por naturaleza, Fray Antonio Alcalde honró no solo a la iglesia pues fue hombre de hábito religioso, sino a la sociedad entera, porque su vida y obra fue una constante tarea de servicio y beneficencia. Guadalajara está muy orgullosa que su extraordinario bienhechor está en camino a los altares, pero por lo pronto honra a tan magnánimo personaje con una calle medular de la ciudad y con una colosal estatua que se yergue en medio del jardín del Santuario, frente al garboso santuario de Guadalupe en el corazón de la urbe. El Congreso de Jalisco, al reconocerle sus virtudes, lo honró nombrándolo “Benemérito del Estado”, según decreto 16449 publicado el 30 de enero de 1997; enseguida, se acendró su memoria al instituir la condecoración “Fray. Antonio Alcalde...