Ir al contenido principal

La Virgen Cihualpilli

Según la historia, en  1623 basada en testigos oculares, una familia de cirqueros que se dirigían a la ciudad de Guadalajara llegó a descansar a   región, trayendo con ellos varios espectáculos, entre ellos, el de una niña que brincaba en un trapecio sobre una cama con dagas. En un acto, la niña no equilibró bien y cayó sobre la misma provocándole la muerte inmediata. Poco antes del entierro de la niña, una indígena llamada Ana Lucía, esposa de Pedro Andrés, que se encargaba de cuidar la pequeña capilla, al ver el dolor de los padres de la niña pidió llevar a una pequeña imagen que ella llamaba «La Cihualpilli» (que significa La Gran Señora), diciendo que era milagrosa, ya que en ocasiones la imagen cambiaba de lugar, de la sacristía al altar y en el transcurso de la noche cambiaba de lugar en repetidas ocasiones. Según las narraciones, la colocó en el pecho de la niña quien con este hecho volvió a la vida.

También se cuenta que el dueño en agradecimiento llevó consigo la imagen a Guadalajara para ser restaurada. Cuando quiso pagar el trabajo de reparación, los responsables de la misma habían desaparecido, por lo que se adjudicó la restauración a una intervención angélica.

Entradas populares de este blog

Un Santuario para Guadalupe

Corría el año de 1771, cuando el rey en turno, Carlos III, dispuso que el dominico Fray Antonio Alcalde tomara posesión de la diócesis de Galicia, hasta entonces vacante, que abarcaba el actual territorio de los estados de Jalisco, Colima, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Nuevo León, Coahuila, Tepic, Texas y Louisiana. Así, el fraile abandonó Mérida para ocupar su nueva sede episcopal el 19 de agosto de ese mismo año y el 12 de diciembre hizo su entrada solemne en la ciudad de Guadalajara. Al llegar, pudo percatarse de que no existía ningún templo dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe, a excepción de la capilla anexa a San Sebastián de Analco y, como se consideraba devoto de esta advocación, decidió iniciar la construcción de un Santuario en su honor en 1777, mismo que fue terminado cuatro años más tarde. La imagen que corona el Santuario Guadalupano en Guadalajara fue pintada por José de Alcíbar en 1774 en la Ciudad de México y tocada al original el 5 de octubr...

Barranca de Huentitán, 1909

Si te cuentan que la barranca en esa zona de Huentitán también fue conocida como "Barranca de Portillo", puedes creerlo ya que en verdad así le llamaban porque había una hacienda en lo que hoy en día es el Zoológico de Guadalajara y que se llamaba "La Hacienda de Portillo". De hecho al fondo, donde termina el zoológico había un malacate movido con un motor de vapor que usaban para transportar personas y mercancías al otro lado de la barranca, a la Hacienda de San Marcelo. Otro dato curioso es que en aquellos ayeres los templos los construían en el centro de los pueblos o por donde llegaban o terminaban los caminos, en este caso el templo de Huentitán esta estratégicamente construido y ubicado en ese lugar porque fue la ruta vieja de Guadalajara a los estados del norte del país. Ya después, a principios de 1900, con la construcción de la planta hidroeléctrica de Las Juntas cambiaron el derrotero a lo que hoy que conocemos como la calle de Belisario Domínguez ...

El Fraile de la calavera

Si de virtudes se habla y buscamos una persona que lo demuestre, no tendríamos que pensarlo mucho para afirmar que el mejor de los ejemplos es el ilustre obispo de Guadalajara, Don Fray Antonio Alcalde. Humilde por convicción, caritativo por naturaleza, Fray Antonio Alcalde honró no solo a la iglesia pues fue hombre de hábito religioso, sino a la sociedad entera, porque su vida y obra fue una constante tarea de servicio y beneficencia. Guadalajara está muy orgullosa que su extraordinario bienhechor está en camino a los altares, pero por lo pronto honra a tan magnánimo personaje con una calle medular de la ciudad y con una colosal estatua que se yergue en medio del jardín del Santuario, frente al garboso santuario de Guadalupe en el corazón de la urbe. El Congreso de Jalisco, al reconocerle sus virtudes, lo honró nombrándolo “Benemérito del Estado”, según decreto 16449 publicado el 30 de enero de 1997; enseguida, se acendró su memoria al instituir la condecoración “Fray. Antonio Alcalde...